En el libro «Por el honor de los cielos: Las sombras del pasado no pueden apagar tu luz», se narra un relato que revela la lucha de una mujer por sobrevivir en el mundo de los capos mexicanos de los años noventa, la autora detrás del seudónimo «Ángel» sumerge al lector en una trama intrigante que desentraña los misterios en torno al fallecimiento de Amado Carrillo Fuentes.
La obra, titulada «Por el honor de los cielos: Las sombras del pasado no pueden apagar tu luz», de Pan House Editorial, Cam Producciones y Latin Media Group, marcan un hito en la exploración de uno de los capítulos más comentados en la historia del narcotráfico mexicano.
Este libro arroja luz sobre la figura del «Señor de los Cielos«, transformándose en un referente cultural que va más allá de las especulaciones. La historia, narrada por «Ángel», desvela los detalles que la llevaron a una persecución implacable que ha perdurado durante 25 años.
En el núcleo de la narrativa se encuentra el trágico destino de los médicos involucrados en la cirugía estética de Amado Carrillo. La autora, utilizando el nombre ficticio «Ángel» para proteger su identidad, comparte cómo una orden de asesinato desencadenó una odisea de supervivencia a partir del 4 de julio de 1997.
«Sonia Barragán, viuda de Carrillo, jugó un papel crucial al advertirnos de la inminente amenaza. Gracias a su aviso, escapamos de la casa de seguridad justo antes de que los sicarios recibieran la orden de actuar», revela «Ángel», recordando las circunstancias que rodearon su huida.
A lo largo de la obra, la autora agradece profundamente la ayuda brindada por Sonia, subrayando su papel fundamental durante el proceso de evasión. Sin embargo, el texto se centra en el impactante suceso de la desaparición forzada del esposo de «Ángel», identificado posteriormente como uno de los «entambados» que aparecieron en la carretera Cuernavaca-Acapulco.
La narrativa detalla el camino que «Ángel» tuvo que recorrer para obtener el cuerpo de su esposo del Servicio Médico Forense, resaltando la suerte que le permitió darle una «cristiana sepultura» después de que los tambos de cemento cayeran de la camioneta que transportaba el cuerpo.
Este libro no solo es un testimonio personal, sino también un documento que profundiza en los entresijos del narcotráfico mexicano, destacando la valentía de una mujer que desafió las adversidades por el honor y la supervivencia.
El libro comienza el 4 de julio de 1997, que fue la sentencia de muerte del padre de mi hijo y la mía. Fuimos escogidos como piezas del plan estratégico de una organización criminal; una conspiración que consistía en fingir la muerte de “El señor de los cielos”, explicó.
Un personaje que solía desplazarse en sus aviones para transportar sus cargamentos de droga. Lo escrito sobre este temible capo sinaloense y la información que circula en internet sobre este caso, incluyendo el misterio que rodea su muerte, son especulaciones y desinformación, se debe precisamente al gran poder corruptor de la organización que él lideraba.
Esos pormenores, sus sueños, sus estrategias, sus alianzas, solo los conocían los integrantes de su círculo íntimo. Esa era información secreta, inviolable. La mayoría de la gente que utilizó para desaparecer de la escena pública hoy está muerta, ya que nunca dejan cabos sueltos.
Al día siguiente de esa intervención quirúrgica que se prolongó durante doce horas, Sonia Barragán, mujer con temple de acero, llamó al hombre, al médico, al padre amoroso y amada pareja con quien compartí mi vida y a mí para avisarnos de la sentencia de muerte que pendía sobre nosotros. Sonia sabía que no representábamos ningún riesgo, porque éramos personas de confianza, leales. Quizá eso la motivó a advertirnos sobre el peligro que corríamos.
Pasados ya 25 años, es tiempo de que deje de callar ese dolor que me llevó a una prolongada errancia, a buscar preservar mi vida y la de mi hijo tras la ejecución de su padre, a sacar a la luz y no dejar en el olvido esta historia, como tantas otras, trágicas, de luto y dolor que solo queda en narcofosas, feminicidios o secuestros que terminan en fosas comunes.