Los smartphones son herramientas que facilitan la comunicación, la creación y el entretenimiento, por lo que no es sorprendente que las infancias expresen el deseo de tener uno. La empresa de ciberseguridad ESET analiza cómo madres, padres o tutores pueden saber si sus hijos están preparados para dar este importante paso.

Mediante su iniciativa Digipadres, que busca acompañar a madres, padres y docentes en el cuidado de los niños en Internet con el fin de generar conciencia acerca de riesgos y amenazas en el mundo digital, ESET desarrolló un listado de puntos a tener en cuenta por los adultos sobre educación y la familiarización de los más pequeños con el mundo online y los dispositivos inteligentes antes de que reciban su primer smartphone.

“Antes de su primer smartphone, los más pequeños deben conocer todo lo referido al cuidado físico del aparato y al comportamiento personal durante las interacciones en internet, en la medida del uso que le darán y de lo que están en condiciones de aprender, según su edad. Cada madre y padre sabrán cuándo es el momento, ya sea porque precisan estar comunicados de manera más ágil o porque socialmente ya empiezan las amistades a tener teléfono.

Si mantenemos vínculos respetuosos y de autocuidado en internet, les será más fácil la incorporación de esos hábitos. Entonces, en lugar de solo contemplar las edades adecuadas, se puede pensar en el desafío de erigirse los padres y madres, como referentes, de tal manera que sean conscientes de que las herramientas de control parental que les instalen, operarán como límites para cuidarlos/las, y que puedan consultarlos cuando algo les aqueja, también en la dimensión digital.”, aconseja Silvina Tantone, Mentora Educativa de la ONG Argentina Cibersegura (Asociación Civil cuyo objetivo es concientizar a la comunidad sobre el uso seguro de Internet y las tecnologías).

Los puntos principales para tener en cuenta a la hora de acercarle un teléfono móvil a un infante son:

Hablar con las y los niños sobre tecnología, no desde un vocabulario abstracto o desconectado de la realidad sino explicar el funcionamiento de las tecnologías mientras se utiliza en su presencia y compartiendo la experiencia con ellos. Por ejemplo, mostrarles que cuando se pulsa un botón se puede utilizar el dispositivo para comunicarse con otros miembros de la familia, incluso con quienes están lejos de nosotros. Para pequeños en edad preescolar y primaria, se puede descargar aplicaciones y explorarlas juntos. También puede ser útil buscar materiales educativos, videos o juegos para que el aprendizaje sea más interactivo y divertido.

“Los conceptos básicos pueden introducirse desde una edad temprana. Incluso los bebés pequeños entran en contacto con la tecnología, ya sea participando en las videollamadas o escuchando cuentos en dispositivos móviles. Luego, hacia los 3 o 4 años, comienzan a manifestar interés por los dispositivos inteligentes, considerándolos principalmente juguetes fascinantes. En esta etapa, es apropiado comenzar a explicarles en forma gradual cómo funcionan los smartphones y cómo deben utilizarlos.”, comenta Jarmila Tomkova, Psicóloga infantil.

¿Qué deben saber los niños antes de tener su primer smartphone?: Los menores deben saber cómo utilizar la tecnología en el contexto del mundo offline. Por ejemplo, entender que no deben mirar el móvil mientras cruzan la calle o conversan con alguien. Además, deben desarrollar nociones básicas de seguridad, como no aceptar llamadas de números desconocidos ni hacer clic en enlaces de correos electrónicos o mensajes aleatorios.

Deben saber que pueden ajustar la configuración del dispositivo para que sea más seguro, y muchas otras cosas. “Para ayudarlos a desarrollar estas habilidades, tenemos que tejer cierta estrategia. Por ejemplo, para enseñarles a “andar en triciclo”.

Se requiere tiempo para enseñar, para mostrar cómo funciona, para sostener por la espalda y que no se caigan, para ayudar a subir y bajar hasta que puedan hacerlo solos/as; método si bien no hay una forma universal para enseñar existen sugerencias, experiencias compartidas por otras personas, más hoy día con internet funcionando como biblioteca multilenguaje, siempre hay metodologías que funcionan para algunos niños y niñas, pero no para todos; perseverancia y repetir el acto de enseñar, realizar las intervenciones necesarias y acompañar con paciencia; y lo clave es comprender que los tiempos de aprendizaje son personales y no se pueden acelerar.”, agrega Silvina Tantone de Argentina Cibersegura.

La tecnología inteligente debe acercarse con el dispositivo adecuado. Las tabletas son las recomendadas porque al ser más grandes se vuelven más accesibles y divertidas para niños y niñas. Además, la ventaja de compartir una tableta entre varias personas o incluso toda la familia permite que los más pequeños aprendan a utilizar la tecnología sin necesidad de manipular su dispositivo personal.

Si la intención es proporcionarles un dispositivo que les permita mantenerse en contacto se recomienda comenzar con un teléfono antiguo con teclado. Este puede ser el primer teléfono que tengan que cuidar y así aprenderán a manejar sus dispositivos con responsabilidad y a utilizarlos para comunicarse de forma segura antes de acceder a funciones más avanzadas, como el uso de redes sociales.

Prestar atención a la capacidad de socialización de los niños: En las etapas tempranas, los niños necesitan aprender a jugar, comunicarse y establecer conexiones con los demás. Introducir dispositivos inteligentes antes de que adquieran estas habilidades puede apartarlos del desarrollo necesario de estas capacidades. Aunque lleven el teléfono en el bolsillo o en la mochila, existe el riesgo de que se obsesionen tanto con él que les resulte difícil concentrarse en las interacciones cara a cara y apreciar la riqueza, así como los desafíos, del mundo offline.

Comprensión del mundo: Antes de que un niño/a tenga su primer smartphone, es esencial que su comprensión haya evolucionado de lo concreto a lo abstracto, lo que se alcanza alrededor de los 10 u 11 años. Los niños de 7 años confían en el mundo por naturaleza y son más susceptibles a la manipulación, ya que todavía les cuesta pensar en forma crítica, entender conceptos abstractos o reconocer las consecuencias de sus acciones.

Puede costarles comprender que algunas personas en Internet puedan querer falsificar su identidad o hacerles daño. El desarrollo cognitivo es un proceso gradual que respeta cada etapa, incluso en los casos de niños superdotados, aunque a los 7 años puedan expresarse de manera elocuente, explicar sus pensamientos a la perfección o incluso manejar las tecnologías con destreza, esto no implica que hayan alcanzado un nivel de pensamiento abstracto y verdaderamente crítico.

“¿Cuándo están listos los niños para tener un smartphone? Personalmente, considero que alrededor de los 10 años, o incluso un poco antes. No obstante, este «umbral de edad» tiende a reducirse con el paso del tiempo. Anteriormente, yo misma solía aconsejar a los padres que no proporcionaran smartphones a sus hijos hasta que cumplieran los 11 años.

Pero más allá de la edad, siempre he sugerido, y mantengo esta recomendación, que los padres hagan esperar un poco a sus hijos antes de tener su primer smartphone. Quizá unos meses o un año después de que lo pidan por primera vez”, comenta Jarmila Tomkova.

Beneficios: Los smartphones facilitan la comunicación con amigos y permiten explorar sus intereses. Los dispositivos inteligentes son especialmente beneficiosos cuando se utilizan de manera activa en lugar de pasiva. Esto quiere decir, en lugar de desplazarse sin parar por las redes sociales, los niños pueden emplear sus dispositivos para crear contenido propio, como fotos o videos creativos.

Así como el teléfono inteligente les permite a los niños buscar información de manera independiente y crear sus propios contenidos, también los ayuda a desarrollar la autonomía y confianza en sí mismos.

Riesgos: Los adultos deberían introducir gradualmente a sus hijos en el mundo (tanto físico como digital), caminando a su lado y haciéndoles saber que siempre estarán ahí para ayudar. “En muchos aspectos, el mundo online es como el offline. Sí, existen peligros. Hay cosas desagradables que preferiríamos no ver y hay gente que quiere hacer daño a los demás. Pero también hay grandes oportunidades y mucha belleza. No debemos separar a los niños de la tecnología, de la misma manera en que no los encerramos en casa para protegerlos de lo que sucede afuera”, concluye Tomkova.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *