Jimena Atuán Rodas, doctora especialista en Audiología y gerente de Soporte Clínico de Med-El, detalló que no se tiene la cultura de la salud auditiva que se puede ir perdiendo de forma paulatina y es mínima la cultura de los mexicanos para revisar esta parte del cuerpo. Se estima que un 10 por ciento de los mexicanos tiene problemas auditivos.

Se tiene que atender la barrera de la pérdida de la audición y poder asistir a los pacientes que son afectados por este padecimiento. Para ello, es esencial el uso de jueves tecnologías como es el uso de implantes coclear bilateral.

Mencionó que en el ámbito laboral, las empresas están obligadas a proteger la salud auditiva de los trabajadores, pues las normas oficiales indican que se tiene que proteger la salud de sus integrantes. “Tenemos una mala cultura en salud de la audición, pero es un mal generalizado en Latinoamérica. No estamos tan mal, pero debemos mejorar».

Explicó “se tiene que hablar abiertamente de la salud auditiva en los centros de trabajo y evitar daños permanentes en las personas que laboran en sitios que tienen altos niveles de ruido. También no olvidemos que en la actualidad la gente usa mucho los audífonos en su hogar y está expuesta a muchos ruidos en su entorno y no debe descuidar la salud de sus oídos».

Mencionó que México es líder en uso de dispositivos de alta tecnología para pacientes pediátricos y atender los diversos grados de pérdida auditiva, pues no todos los pacientes son candidatos a este tipo de dispositivos que deben ser recomendados y diagnosticados por los doctores.

Relató que se necesitan programas de mayor atención a la salud auditiva. Aunado a que la pandemia detuvo avances en otros rubros de la salud.

El sistema federal en este sexenio bajo de unos 200 implantes al año a menos 10 implantes auditivos por falta de presupuesto. Aparatos de diversas índoles que atienden a diversos grados de sordera. El INSABI freno los avances del Seguro Popular en apoyos a familias con una persona son sordera, debido a que se extinguió el fondo para enfermedades catastróficas.

Acepta que es una realidad que muchas veces el médico general no identifica de forma pronta los problemas auditivos, en especial de los niños pequeños que en ocasiones tardan mucho en empezar a hablar.

 

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