El Dr. Julio Morfín, Gerente Médico, del sistema de salud Ifa Celtics, indicó que los problemas de sobrepeso y obesidad en México, le colocan como el segundo país, de los que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en casos de obesidad y el primer lugar en casos de diabetes.
“No debemos alegrarnos por no ser el primer lugar, ya que de acuerdo a dos encuestas de nutrición y salud en nuestro vecino del norte, el mayor porcentaje de personas con obesidad son los hispanos si, el primer lugar se lo llevan gracias a la nada honrosa contribución de la población de origen hispano, y sabemos que la mayoría son de origen mexicano”.
En relación a la presencia de la obesidad o sobrepeso en entidades emergentes como Puebla, Querétaro, Guanajuato, entre otros, que registran un alto crecimiento urbano, dijo que si bien sea porque los malos hábitos en el estilo de vida urbana han permeado en sus zonas rurales, o porque las poblaciones han migrado a zonas urbanas, y también por el crecimiento de las zonas urbanas, la incidencia de estas enfermedades está en aumento prácticamente en todo el país.
Sobre los cambios laborales que provocó la pandemia, como es el home office, explicó que este fenómeno no conlleva mucha culpa sobre el sobrepeso en las ciudades que tienen mucha población de “nómadas digitales” como es Querétaro y Guanajuato. “El trabajo remoto nos da la oportunidad de comer más sanamente pero, ¿lo hacemos?. El tiempo que ahorramos nos da más oportunidad de ejercitarnos pero, ¿lo hacemos?”, cuestionó.
Mencionó que el sobrepeso y obesidad son más frecuentes en los estados del norte y en la península de Yucatán, aspecto muy asociado en gran medida a los hábitos de alimentación. “Pero no culpemos solo al “fast-food” de los Estados Unidos, también hay comida rápida en nuestro país de alto contenido energético y a disposición de muchos, como el pan de dulce, el tamal, los tacos de carnitas, etc”.
La realidad del sobrepeso, indica que es más frecuente en zonas urbanas, pues es mayor el acceso a alimentos ultraprocesados y al estilo de vida diaria, son más frecuentes en ciudades, sin embargo, en los últimos 5 años la prevalencia en zonas rurales ha venido aumentando hasta casi igualar a la de zonas urbanas.
Casi tres cuartas partes de los adultos en el país tienen sobrepeso u obesidad, poco más de una tercera parte obesidad y casi nueve de cada 10 mujeres tiene obesidad abdominal, que es uno de los principales factores de riesgo para tener diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Creo que el panorama no es a futuro, es actual. México ocupa hoy el segundo lugar a nivel mundial en obesidad y el primero en diabetes. Además, tenemos una alta prevalencia de enfermedades cardiovasculares, de enfermedades del hígado e incluso varios tipos de cáncer. Por mencionar un dato relevante, la incidencia de cáncer de mama en mujeres menores de 50 años es más alta en nuestra nación que en muchos otros, acotó.
México tiene un grave problema de salud pública: el 70 por ciento de sus 129 millones de habitantes sufre de sobrepeso y una tercera parte de obesidad. Estas condiciones no solo provocan enfermedades como la diabetes y la hipertensión, sino que también implican un mayor gasto para los pacientes y el sector salud.
Según la Secretaría de Salud federal, los pacientes con sobrepeso u obesidad gastan en promedio un 25 por ciento más que el resto de la población en su atención médica, mientras que el sector salud debe destinar anualmente más de 200 mil millones de pesos para atender las complicaciones derivadas de estas condiciones.
En materia de controlar la obesidad en los mexicanos, indica que un escenario optimista permitiría que “se aprecié a la obesidad como una enfermedad crónica, recurrente y de difícil control, y que se asocia o es origen de muchos otros problemas de salud. Con ello, implementar programas de salud enfocados a diagnosticarla, prevenirla y tratarla de forma oportuna. Adicional a ello, educación para la salud dirigida a la población y educación médica continua para los profesionales de la salud”.
Al ser cuestionado sobre el miedo de las personas de adoptar una dieta y dejar de comer todo tipo de antojitos, el experto señala que “no considero que sea cuestión de miedo a un tipo de alimentación sana. A cualquiera debe darle más miedo un taco de tripa o una guajolota de la calle que una ensalada en casa. El problema es que es más fácil y tenemos más acceso a alimentos insanos que a comida fresca. Debemos hacer un esfuerzo por consumir alimentos frescos y no procesados”.
Abundó que “existen varias señales de alarma al registrar un aumento de peso. El simple hecho de aumentar kilogramos ya lo es. Puede ser también las enfermedades o complicaciones del sobrepeso y la obesidad, como el aumento de la presión arterial o de la glucosa en la sangre, la dificultad para respirar y los ronquidos en las noches, los dolores de espalda y rodillas, la incontinencia urinaria, incluso la infertilidad, todos ellos y muchas más son complicaciones asociadas al problema del peso corporal.
Recordó que “nuestros abuelos consumían alimentos frescos comprados en los mercados. Ahora todo lo compramos en bolsa, en caja, en lata o en botella.
Puntualizó que en nuestro país se han formulado leyes, como el impuesto a las bebidas embotelladas y el etiquetado frontal en los empaques, encaminados a incentivar la disminución del consumo de alimentos no sanos y perjudiciales para la salud. Algunos hospitales públicos cuentan con clínicas de obesidad para diagnóstico y manejo. Pero aún se puede hacer más, tanto en el sector gobierno como en el privado, en cada consultorio médico, en cada clínica y en cada hospital.
Reflexionó que la organización sanitaria que representa ha puesto a disposición de los médicos medicamentos efectivos para la disminución y el mantenimiento del peso. Actualmente tienen siete fármacos para ayudar a los pacientes con sobrepeso u obesidad, junto con un plan de alimentación y de ejercicio adecuado, a lograr el objetivo de perder peso y mantener esa pérdida a largo plazo y mejorar su calidad de vida.