El ser humano pasa casi un tercio de la vida durmiendo, y eso es bueno porque el bienestar físico y mental depende de ello. Dormir bien fortalece su sistema inmunológico y su capacidad de memoria, asimismo, ayuda a regular los procesos metabólicos y hormonales del cuerpo, entre otras funciones. De esta manera, el cuerpo y mente se preparan cada noche para un nuevo día, especialmente para el deporte y el ejercicio.
Los hábitos pueden tener un impacto positivo o negativo en el sueño. Las teorías sugieren que la duración total del sueño y la cantidad de sueño profundo aumentan después de un alto gasto de energía, ya que los cuerpos necesitan reponerse.
Algunos estudios sugieren que el ejercicio debe durar más de una hora para beneficiar realmente al individuo con un mayor tiempo total de sueño y un sueño más profundo, aunque esto depende del nivel de condición física de la persona.
El equipo de expertos de Emma Sleep han afirmado que no se debe subestimar la relación bidireccional entre sueño y ejercicio. El ejercicio regular puede ayudar enormemente a mejorar la calidad del sueño, especialmente para las personas que sufren dificultades para dormir.
Para rendir al máximo en los deportes y mantener nuestro cuerpo sano, debemos comprender el poder del sueño. Por otro lado, dormir poco tiene desventajas. De hecho, dormir menos de 8 horas por noche, o peor 6 horas, provoca que el cuerpo se cansa entre un 10 y un 30 por ciento más rápido de lo habitual, la fuerza muscular disminuye, los niveles de oxígeno se reducen y la persona puede lesionarse más fácilmente. entre otras desventajas.