En marzo ingresaron a México 5,021 millones de dólares por remesas familiares, lo que equivale a una contracción de 3.3% en términos anuales.
Esto pone fin a una racha de 46 meses al hilo con incrementos, que inició en mayo de 2020 y terminó en febrero de 2024. Durante este periodo, las remesas crecieron en términos anualizados de 38,800 a 63,600 millones de dólares, lo que equivale a un crecimiento total de 64.1% en dólares.
Considerando que el tipo de cambio se cotizó en marzo en menos de 17 pesos por dólar, además del factor inflacionario, las remesas se contrajeron 15.2% en términos reales en comparación a hace un año, una caída muy significativa para el ingreso de las familias receptoras de estos recursos.
Las remesas a otros países de América Latina y el Caribe también tuvieron en marzo un desempeño menor al registrado en enero y febrero. Las remesas a El Salvador cayeron 4.9% y a Honduras disminuyeron 4.6% durante el mes de marzo.
Se debe estar al pendiente de los datos que surjan en estos meses para poder entender si la desaceleración reciente de las remesas a México y a varios países de América Latina y el Caribe se explica por un factor estacional (Semana Santa en marzo) o estamos ante indicios de una posible desaceleración económica en Estados Unidos.
En el Observatorio de Migración y Remesas del mes pasado[1], ya se advertía de una evidente desaceleración en dólares en la llegada de remesas a México. Mientras que entre enero y octubre de 2023 las remesas promediaban un incremento de 8.9%, para el periodo entre noviembre de 2023 y febrero de 2024 el incremento fue de 2.6% en promedio, con un intervalo entre 1.2% y 3.7%.
Hoy los datos del Banco de México confirman la tendencia que se había anticipado. El banco central informó que ingresaron a México 5,021 millones de dólares por concepto de remesas familiares durante el mes de marzo de este año, lo que representa una caída de 3.3% en comparación al mismo mes del año anterior.
De esta manera, las remesas culminan una racha de 46 meses consecutivos con crecimiento, que duró entre mayo de 2020 hasta febrero de 2024. Durante este periodo de frenesí de casi 4 años, las remesas aumentaron en términos anualizados de 38,800 a 63,600 millones de dólares, lo que equivale a un crecimiento total de 64.1% en estos 46 meses.
El efecto final en los bolsillos de las familias receptoras de remesas en el país es todavía mayor. Además de la caída en dólares registrada en las remesas y el factor inflacionario (4.4%), se debe considerar que marzo fue uno de los meses en el que el precio del dólar estadounidense cayó por debajo de los 17 pesos, lo cual se traduce en menos pesos al momento del cobro. Así, en marzo de 2024, con un tipo de cambio promedio de 16.84 pesos por dólar, México recibió cerca de 84,600 millones de pesos por remesas, lo que equivale a una contracción de 15.2% en términos reales en los ingresos por este concepto para los hogares receptores.
No solo en México, también en El Salvador (-4.9%) y Honduras (-4.6%) las remesas cayeron en el mes de marzo
Al analizar el comportamiento del flujo de las remesas hacia otros países de América Latina y el Caribe, se ve que México no fue el único país de la región en el cual se contrajeron durante marzo. Durante ese mes, las remesas a El Salvador cayeron 4.9% y a Honduras disminuyeron 4.6%. También se observa que las remesas a Guatemala, Nicaragua, República Dominicana y Colombia se desaceleraron en marzo, en comparación a lo que recibieron en los meses de enero y febrero.
Consideramos que puede haber dos posibles explicaciones a este fenómeno. La primera puede deberse a factor calendario o estacional, debido a que el jueves y viernes de la Semana Santa de 2024 tuvo lugar en la última semana hábil del mes de marzo. Esto pudo ocasionar que en esa semana algunas personas no enviaran dinero a sus familiares, por las dificultades para cobrarlas en los países de origen. Esto sugeriría que no hubo afectaciones estructurales en el flujo de remesas a la región, sino simplemente parte de las remesas se trasladarían para ser cobradas y contabilizadas en los primeros días de abril.
Una segunda hipótesis sobre la desaceleración reciente de las remesas a la región podría explicarse por una cuestión estructural, en el que la economía de Estados Unidos (principal país de destino de la migración de la mayoría de los países de la región) ya estaría llegando a un nivel en el cual es menos fácil absorber a la fuerza de trabajo migrante. Esto debido al importante flujo de migración y de refugiados que ha recibido ese país desde finales de 2020 y hasta la fecha. En promedio, en 2023 y lo que va de 2024, se han registrado mensualmente más de 200 000 aprehensiones e inadmisiones de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos.
Adicionalmente, el sector industrial en México, dominado por las manufacturas, acumulan dos trimestres con contracciones (4T23 y 1T24)[2], explicado en parte por una menor demanda de bienes duraderos en Estados Unidos. De esta forma, se debe estar al pendiente de los datos que surjan en estos meses para poder entender si la desaceleración reciente de las remesas a México, y a varios países de América Latina y el Caribe, se explica por un factor estacional o estamos ante indicios de una posible desaceleración económica en Estados Unidos.