La Universidad Autónoma Chapingo (UACh), en el Estado de México, impulsa la producción sustentable del acocil como una alternativa alimenticia saludable y para su aprovechamiento comercial en beneficio de las comunidades rurales.
Al ser un elemento de tributo en Tenochtitlán y platillo exclusivo de la nobleza mexica, el acocil es identificado por investigadores de la UACh como un recurso acuático con grandes posibilidades para su reproducción ex situ, debido a los mínimos cuidados para su cultivo y desarrollo.
De acuerdo con el investigador y encargado del Acuario Invernadero Chapingo, Higinio Arias Velázquez, la producción en cautiverio del acocil no necesita de insumos e infraestructura costosa porque es una especie noble para iniciar su cultivo y puede ser criado en regiones rurales con cuerpos de agua dulce.
Estas especies tienen baja demanda nutricional y presentan adaptaciones gastrointestinales que les permiten cubrir sus necesidades alimenticias con una amplia variedad de alimentos como moluscos, larvas de insectos y materia orgánica de fondos acuíferos, detalló.
Resaltó su tasa de rendimiento, debido a que con unos 300 ejemplares de inicio de cultivo se pueden obtener de mil 500 a dos mil huevecillos con un porcentaje de eclosión del 70 por ciento.
Las colaboradoras del proyecto, María Sol Robledo y Monterrubio y Neydi Pérez Álvarez, enfatizaron que el acocil tiene cuidados maternos, es decir, la hembra protege a sus huevos hasta nacer los ejemplares y esta característica es importante en su éxito como especie.
Expusieron que la temperatura del agua influye en la reproducción de estos crustáceos, pues la mayor presencia de hembras ovígeras (aquellas que incuban los huevos) se da en los meses cálidos del año y en menor medida durante la época de frío.
La cantidad de huevos depende del tamaño de la hembra, que siempre es más robusta en comparación con el macho, y a factores como la oxigenación, el potencial de hidrógeno, la luz y la turbidez del agua en los procesos reproductivos, indicaron.
Recalcaron que el Acuario Invernadero cuenta con un sistema wet-dry de filtrado biológico para la cría y cultivo de acociles, además de las herramientas necesarias para desarrollar un paquete tecnológico y después transferirlo a los pobladores de comunidades con cuerpos de agua dulce.
Los especialistas añadieron que esta opción es amigable con el medio ambiente, sin poner en riesgo la biodiversidad, pues la extinción del acocil implica también la pérdida de la información genética de una especie nativa y de una rica fuente de ácidos grasos esenciales (omega 3 y omega 6) y de vitaminas hidrosolubles, minerales, potasio, calcio y magnesio.