Las torres de telecomunicaciones emiten radiación no ionizante (RNI), que es utilizada para transmitir información a través de antenas de televisión, estaciones de radio y estaciones base de telefonía móvil, entre otras, asimismo las líneas de transmisión de energía de alta tensión son fuentes de altos niveles de de RNI.
Aunque esta radiación en teoría es menos peligrosa comparada con la radiación ionizante (como la emitida por materiales radiactivos), puede tener efectos adversos.
Especialistas de la plataforma en temas energéticos TES America, indican que la exposición prolongada a los campos electromagnéticos (CEM) emitidos por las antenas de telecomunicaciones y las torres de alta tensión puede etener diversos efectos en la salud humana. Entre los riesgos asociados se encuentran:
Incremento de temperatura en los tejidos humanos: La radiación no ionizante puede causar un aumento en la temperatura de los tejidos de nuestro cuerpo.
Alteraciones nerviosas reversibles: Exposiciones a ciertos niveles de CEM pueden provocar cambios en el sistema nervioso que, aunque reversibles, no son deseables.
Por ello, la ICNIRP (International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection), con el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha establecido límites máximos de exposición a la radiación no ionizante para proteger la salud humana. Sin embargo, en muchas zonas estos límites pueden ser superados debido a la cercanía y cantidad de antenas y torres.
De acuerdo con Raúl Santoyo, director general de TES America en México, «sí con facilidad puedes ver una antena, probablemente estás en un punto de máxima exposición, ya que te está bañando con la máxima energía posible, llegando a tu celular pero también a tu cuerpo, por ello, es crucial que te aísles lo más posible de esa zona».
En grandes ciudades, existen muchas áreas donde las torres de alta tensión no cuentan con ningún tipo de protección, y muchas personas transitan por ahí o incluso aprovechan estas áreas para instalar diversos puestos, o parques de juegos, pero esto expone a la población a potenciales riesgos para la salud.
Ante esta situación, es necesario identificar las zonas con altos niveles de radiación electromagnética para proteger a la población. Esto se puede lograr a través de mediciones oportunas de los campos electromagnéticos. Por ello, se promueve la iniciativa Distintivo Espacio Seguro de CEM, que propone una solución efectiva para garantizar que los niveles de radiación no ionizante se mantengan estables.
La conectividad universal y efectiva es esencial para el desarrollo socioeconómico, pero debe lograrse sin comprometer la salud de las personas. «Actualmente nos estamos volviendo cada vez más inalámbricos. Sin embargo, así como se controla la calidad del agua y del aire, también se debe controlar la calidad de los campos electromagnéticos ya que es un hecho que estos van a incrementarse a medida que todos demanden más redes inalámbricas.
Pero es esencial asegurarnos de que los niveles de exposición se mantengan dentro de los estándares para minimizar los riesgos a la salud. Hoy en día, como no existe suficiente regulación, la potencia está al máximo, llenando nuestro entorno de energía electromagnética.» concluyó.