La economía global está tan interconectada que un incidente que ocurre en un país puede encadenar efectos en otro, o incluso en toda una región del mundo. Por ejemplo, una falla en cualquier sistema operativo puede repercutir en las cadenas de valor y suministro de diversos sectores, como bancos y aerolíneas, hasta supermercados y sistemas de transporte.

Las crisis interconectadas se presentan en diversos ámbitos de la sociedad: desde la globalización económica hasta el cambio climático, de las pandemias a la agitación geopolítica o la migración, de la ciberseguridad a los recursos naturales. Estas interconexiones hacen que las crisis sean más complejas de gestionar, ya que las soluciones, en la mayoría de los casos, requerirán esfuerzos coordinados, desde múltiples dimensiones y con diversos actores involucrados. Una menor resiliencia en las cadenas de suministro provocará más interrupciones en la actividad empresarial, y esto aumentará el riesgo de deterioro económico.

En este sentido, el más reciente informe SONAR 2024 ‘New emerging risks insight’, elaborado por el Swiss Re Institute, destaca que las catástrofes naturales son cada vez más frecuentes y severas al desencadenar efectos negativos que van desde las pérdidas de vida y materiales, hasta interrupciones en infraestructuras críticas que, posteriormente, impactsn a las cadenas de suministro, que a su vez repercuten en las economías de los gobiernos y empresas, y en el acceso de la ciudadanía a bienes y servicios públicos y privados.

Por ejemplo, los incendios forestales pueden perjudicar la infraestructura hídrica contaminando las fuentes de agua o cortando el acceso a la misma; las inundaciones y las tormentas pueden dañar las redes de energía e interrumpir las redes de transporte, paralizando las líneas de producción por falta de energía, lo que conlleva pérdidas de tiempo de producción, deterioro de los materiales y retrasos en las entregas. Si las infraestructuras críticas y las cadenas de suministro se ven afectadas, la acumulación de daños puede ser considerable.

El informe del Swiss Re Institute señala que, debido a la mayor volatilidad del panorama geopolítico, la frecuencia cada vez mayor de las catástrofes naturales, la incertidumbre económica y el aumento de los riesgos cibernéticos y tecnológicos, es probable que las principales rutas de suministro de todo el mundo sean cada vez menos seguras. Esto obliga a que la capacidad de recuperación de la cadena de suministro sea una prioridad para las empresas. Si los riesgos se acumulan o coinciden con una cadena de suministro ya estresada, las consecuencias económicas podrían ser importantes.

El reporte SONAR aborda los riesgos emergentes del futuro; ayuda a comprender mejor sus posibles consecuencias y la forma en que podrían afectar a distintos sectores. El objetivo de SONAR es abrir la conversación entre todos los stakeholders, incluidas las re/aseguradoras, para estar mejor preparados ante los riesgos del mañana.

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