Ante la emergencia climática y sanitaria que enfrenta nuestro país, WWF México hace un llamado respetuoso, pero urgente, al Poder Legislativo a frenar la iniciativa de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica y promover alternativas económica y ambientalmente viables, haciendo valer los derechos constitucionales de los mexicanos a la salud y a un medio ambiente limpio.
La iniciativa presentada por el Ejecutivo el primero de febrero pasado, modifica aspectos fundamentales en el diseño y operación del Sistema Eléctrico Nacional: i) el principio económico en el orden de despacho; ii) la emisión de permisos para las empresas especializadas en energía renovable; iii) la utilidad de los Certificados de Energía Limpia (CELs) para el cumplimiento de las metas establecidas en la Ley de Transición Energética; iv) la obligatoriedad de las subastas que han dirigido a nuestro país hacia costos más bajos a través de la energía renovable; y v) la revocación a la discrecionalidad de permisos de autoabastecimiento, que producen electricidad limpia para decenas de empresas que representan más del 10% del Producto Interno Bruto del país.
Estas modificaciones favorecen la generación de electricidad a partir de fuentes fósiles contaminantes y caras, como el carbón y el combustóleo, a la vez que bloquean la participación y el crecimiento de proyectos competitivos de energías renovables.
Los compromisos nacionales e internacionales de México establecen una reducción de emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero del 22% al 2030 en relación a una línea base así como un 35% de energías limpias al 2024.
También es importante el cumplimiento de las normas de contaminantes atmosféricos en diferentes centros urbanos del país, que se ve comprometido por la operación de centrales eléctricas. De aprobarse esta reforma, es de esperarse que estos compromisos internacionales y normas se incumplan en los tiempos establecidos.
En el aspecto económico, la reforma propuesta resultaría en un aumento en los costos reales de producción de la electricidad, pues las fuentes fósiles son más caras en comparación con las renovables. En 2019, por ejemplo, las energías eólica y solar tuvieron un costo unitario de generación de 583 pesos por MW/h, mientras que la energía proveniente de carboeléctricas costó 1,449 pesos por MW/h.
Estos gastos adicionales se traducirán en tarifas más altas para los consumidores finales o bien en mayores subsidios, que serán pagados con los impuestos de los mexicanos. Según el Presupuesto de Egresos de la Federación de 2020, 70 mil millones de pesos fueron asignados a subsidios en electricidad, monto equivalente a los presupuestos conjuntos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano para ese mismo año.
Países desarrollados y en vías de desarrollo están abandonando las energías fósiles para proteger la salud de sus ciudadanos, impulsar economías de bajas emisiones, generar empleos y contribuir a un planeta sano.
Corregir a tiempo el rumbo será agradecido por las siguientes generaciones, quienes valorarán que nuestros líderes actuales velaron por un mundo en armonía con la naturaleza y las personas.