Este año se cumplen 10 años del derrame de 40 millones de litros tóxicos en el río Sonora por parte de la mina Buenavista del Cobre en Cananea, Sonora, perteneciente a Grupo México que dejó graves consecuencias a la población y al medio ambiente que aún son visibles. Para evitar que desastres ecológicos como el anterior tengan un efecto duradero en las comunidades, la regulación de los sitios contaminados es una tarea esencial.

A lo largo de los años, se ha visto una creciente conciencia sobre la importancia de esta responsabilidad y se han implementado diversas medidas para garantizar que se realice de manera efectiva.

El marco regulatorio de los sitios contaminados en México es robusto y se ha desarrollado a lo largo de los años para abordar los desafíos emergentes. La Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA), promulgada en 1988, establece las bases para la regulación de estos sitios y ha sido un pilar en la protección al medio ambiente. Sin embargo, a pesar de la existencia de esta ley y otras similares, aún enfrentamos desafíos en su implementación.

“El manejo efectivo de los sitios contaminados requiere un enfoque integral que incluya la coordinación entre diferentes organismos gubernamentales, la actualización constante de las normas existentes y la participación de la ciudadanía”, dijo Alejandro Guido Zárate, Consultor Principal y Líder de Investigación y Manejo de Sitios Contaminados en México en ERM.

A pesar de los desafíos, en el país existen ejemplos de buenas prácticas en nuestro que demuestran que es posible lograr resultados positivos.

Uno de estos ejemplos es la remediación del Río Santiago en Jalisco, que ha sido uno de los ríos más contaminados de México. A través de un programa integral de saneamiento, el gobierno de Jalisco ha logrado reducir significativamente los niveles de contaminación en ciertas zonas del río.

Otro ejemplo es la remediación del antiguo basurero del Bordo Poniente en la Ciudad de México, que fue uno de los basureros más grandes de América Latina. A través de un proyecto ambicioso, se logró estabilizar los residuos, capturar y aprovechar el biogás generado y restaurar el terreno para futuros usos.

Uno más es el de la Refinería 18 de marzo, donde durante casi 60 años funcionó y que contaminó las aguas subterráneas del terreno. Luego de su cierre y a partir del 2004, se iniciaron actividades para determinar la extensión de la contaminación dando como resultado que el 80% del sitio estaba contaminado. Ya para 2006, se iniciaron los esfuerzos para remediar el sitio los cuales incluyeron a diversas instituciones de educación superior en México y de otros países extendiéndose hasta el 2010.

La falta de regulación adecuada de estos sitios puede tener efectos adversos significativos para la salud humana y el medio ambiente. Los contaminantes presentes en el suelo pueden infiltrarse en las fuentes de agua subterránea, contaminando el agua potable y poniendo en riesgo la salud de las comunidades cercanas. Además, la contaminación del suelo y el agua puede destruir hábitats naturales, afectar la biodiversidad y provocar la pérdida de especies.

La responsabilidad de regular estos sitios recae en varios niveles de gobierno. La creación de leyes ambientales es competencia del poder legislativo, mientras que su implementación y supervisión son responsabilidad de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).

“Sin embargo, la industria privada también tiene un papel importante en la gestión de sitios contaminados, ya que tiene la responsabilidad legal y ética de remediar cualquier contaminación que resulte de sus operaciones”, comentó Celia Alcantar, Socia Senior en ERM.

A pesar de los desafíos que enfrentamos, existen oportunidades para mejorar la gestión de los sitios contaminados. La cooperación entre los sectores público y privado, la adopción de tecnologías innovadoras para la remediación y la educación sobre la importancia de la prevención de la contaminación son factores clave para superar estos obstáculos. Con un enfoque integral y un compromiso constante, podemos lograr un manejo efectivo de los sitios contaminados y proteger nuestro preciado medio ambiente.

 

El no implementar una adecuada gestión de un sitio contaminado puede tener una serie de efectos adversos tanto para la salud pública como para el medio ambiente. Algunos de los impactos más significativos son los siguientes:

Riesgo a la Salud Humana. Sin una buena gestión adecuada de un sitio contaminado, las personas pueden estar expuestas a sustancias tóxicas a través del aire, agua o suelo contaminados. Esto puede llevar a problemas de salud a corto y largo plazo como enfermedades respiratorias, algunos tipos de cáncer, efectos neurológicos, e incluso problemas reproductivos.

La falta de control de contaminantes presentes en el suelo puede resultar en la infiltración de sustancias peligrosas a las fuentes de agua subterránea, contaminando el agua potable y poniendo en riesgo a la salud de las comunidades cercanas que se abastecen de este recurso.

Impacto Ambiental. La contaminación del suelo y el agua pueden ser tan grave que puede llegar a destruir hábitats naturales, afectando la biodiversidad y provocando la pérdida de especies. Los daños también pueden presentarse en los ecosistemas acuáticos, los cuales son más vulnerables, ya que las sustancias tóxicas pueden alterar las características químicas del agua, afectando toda la cadena alimentaría de dichos ecosistemas.

Existen algunos contaminantes persistentes como metales pesados o algunos compuestos orgánicos que pueden permanecer en el ambiente por muchos años, y dichos contaminantes pueden acumularse en las cadenas alimentarias, afectando a los organismos por varias generaciones con las posibles consecuencias a la salud humana.

Efectos económicos. La falta de regulación y su vigilancia, podría generar que los contaminantes en un sitio se acumulen, y los costos de remediación sean mayores, así como sus efectos a la salud. Los costos de remediación pueden ser muy elevados, impactando las finanzas de cualquier empresa que sea responsable. La presencia de contaminantes y su extensión tiene un impacto directo en el valor de una propiedad y afectar el valor de las propiedades cercanas, desmotivando la inversión y el desarrollo de estas.

A lo largo de más de 30 años y más de 100 Investigaciones de Sitios y Evaluaciones de Riesgo en todo México, ERM cuenta con una considerable experiencia en el diseño, operación y mantenimiento de sistemas de remediación que aportan una reducción sustentable de riesgos. Con el beneficio de nuestra larga experiencia tanto en sitios complejos como de un solo problema, utilizamos nuestras habilidades de gestión de proyectos y relaciones de confianza con las autoridades ambientales mexicanas para asegurar que la limpieza se logre a tiempo, a niveles realistas alcanzables, y por los métodos más rentables.

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