En los últimos años, México ha sido testigo de un crecimiento acelerado de una actividad que, para muchos, era desconocida: el detectoturismo. A menudo estereotipado como un pasatiempo exclusivo para hombres, este hobby ha evolucionado y hoy se ha posicionado como una actividad familiar inclusiva, que conecta a personas de todas las edades con la historia y la naturaleza.
De acuerdo con datos recientes proporcionados por Minelab, líder mundial en detectores de metales, actualmente en México existen alrededor de 18 mil detectoturistas activos que, mes con mes, se suman a esta creciente comunidad.
Reunidos en grupos organizados que pueden llegar hasta los 3,500 miembros, estos exploradores modernos han transformado el detectoturismo en un pasatiempo que une a familias y amigos en torno a la búsqueda de objetos metálicos ocultos bajo la superficie.
- Un hobby que rompe estereotipos
Hace una década, la imagen predominante de un detectoturista era la de un hombre de entre 35 y 65 años, pero eso ha cambiado. Hoy en día, de acuerdo a lo detectado en eventos organizados por Minelab, cada vez más familias con niños a partir de los 6 años participan activamente en la búsqueda de objetos metálicos en playas, montañas y zonas rurales del país.
Este cambio ha sido impulsado en parte por la accesibilidad de los equipos modernos de detección de metales, que permiten a cualquier persona comenzar con este pasatiempo sin necesidad de experiencia previa.
Lo anterior se debe también a que el detectoturismo también se complementa con otras actividades al aire libre que realizan las familias, como la pesca y el senderismo. Muchas familias combinan ambas actividades, explorando áreas cercanas a cuerpos de agua o rutas de senderismo mientras buscan objetos metálicos enterrados. Esto ha permitido que el detectoturismo se integre de manera natural en las salidas recreativas, proporcionando una forma entretenida y educativa de interactuar con el entorno.
- Los estados más activos en México
Aunque el detectoturismo se ha extendido por todo el país, existen ciertos estados donde la práctica se ha vuelto particularmente popular. Entre ellos destacan Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Querétaro, Jalisco, Aguascalientes y Zacatecas, todas regiones con una rica historia colonial. Las rutas antiguas de comercio y los asentamientos coloniales han dejado un legado de objetos metálicos enterrados, lo que convierte a estos estados en un imán para los detectoturistas.
Además de los individuos, las comunidades en redes sociales han jugado un papel clave en la expansión del detectoturismo. Grupos como Detección Azteca en la Ciudad de México o Detectando la Baja en Baja California, reúnen a entre 350 y 3,500 aficionados, quienes intercambian consejos, rutas y hallazgos.
- Hallazgos curiosos y objetos comunes
Uno de los aspectos más fascinantes del detectoturismo es la variedad de objetos que se encuentran. Según Minelab, lo más común que los detectoturistas encuentran en sus búsquedas son anillos de compromiso. Es sorprendente cuán frecuentemente aparecen estos objetos, cargados de historias personales, en playas y otros lugares públicos. La broma entre los detectoturistas es que «quienes llegan casados, muchas veces no se van de la misma forma».
Sin embargo, también se han registrado hallazgos más extraños. Desde carritos de supermercado enterrados en la arena hasta objetos inusuales como un piano encontrado en una playa; las sorpresas no dejan de maravillar a quienes practican esta actividad. En México, los objetos más comunes incluyen monedas, joyas, y reliquias históricas, que conectan a los detectoturistas con el pasado de sus comunidades.
- El crecimiento del detectoturismo en México
La popularidad de este hobby en México sigue creciendo año con año. Según las estimaciones de Minelab, el mercado mexicano ha experimentado un crecimiento del 18% al 20% en el último año, con cada vez más personas sumándose a esta emocionante actividad. Lo que alguna vez fue un hobby de nicho, reservado para un público específico, hoy se ha convertido en una actividad accesible para todos.
El detectoturismo no solo conecta a las personas con la historia y la naturaleza, sino que también fomenta el ejercicio físico y la exploración. Familias enteras, desde los más pequeños hasta los más mayores, disfrutan de la emoción de descubrir objetos enterrados, convirtiendo al detectoturismo en una excelente opción para quienes buscan una actividad al aire libre que sea tanto educativa como entretenida.