Las nuevas generaciones demandan nuevos estilos de liderazgo. Bajo este paradigma, que ha sido influenciado por la llegada de millennials, centennials y, próximamente, integrantes de la generación alfa, a los espacios de trabajo, habilidades como la empatía, flexibilidad o inteligencia emocional se han vuelto una necesidad para los jefes a cargo de equipos tan diversos como los que coexisten en las organizaciones.

Es por ello que los líderes deben replantear su estilo directivo para que se adapte a los entornos laborales actuales. Hacer una transición de este tipo no es sencilla; sin embargo, con la ayuda de especialistas como coaches organizacionales, el proceso puede ser menos complejo y realmente efectivo.

Lo que buscan las nuevas generaciones

Mucho se ha hablado sobre cómo estas nuevas (y no tan nuevas) generaciones están redefiniendo el trabajo. Y es que, para ellos, las motivaciones ya no son necesariamente una promoción o reconocimiento, sino esquemas laborales flexibles o prestaciones que contribuyan a su bienestar mental.

Por otra parte, la concepción del liderazgo también se ha transformado y los “buenos jefes” ya no son estas figuras cuya autoridad estaba sustentada en el temor. Ahora, entre los principales atributos que caracterizan a quienes son catalogados como buenos líderes se encuentran:

1)    Consciencia. Los buenos jefes constantemente realizan ejercicios de autoanálisis para evaluar aspectos como la efectividad de la comunicación con sus equipos, sus aportes a la organización y a las personas, esto lleva a un proceso de mejora continua.

2)    Empatía. Las personas por encima de todo, esta es una de las premisas del nuevo liderazgo. Escuchar las necesidades del equipo y buscar su bienestar, suele ser altamente valorado por los nuevos integrantes de la fuerza laboral.

3)    Adaptables al cambio. Un buen líder debe saber responder ante los constantes cambios en su entorno, desde el uso de nuevas tecnologías hasta la adopción de esquemas de trabajo flexible.

4)    Impulsar el diálogo y la creatividad. Más allá de dar órdenes e instrucciones, un líder se convierte en una guía para que las personas puedan expresarse libremente y exploten al máximo su creatividad.

5)    Congruencia. Quiere decir que existe coherencia entre lo que dicen y lo que hacen, es un valor consistente y no cambia de acuerdo a cada situación.

El camino hacia el nuevo liderazgo

Transformarse en el jefe que los equipos actuales demandan no es tarea fácil, pero, con la guía adecuada, es posible alcanzar el objetivo. Un coach certificado por la Federación Internacional de Coaching (ICF por sus siglas en inglés) puede dar acompañamiento durante este camino.

A través de un proceso de introspección, autoconocimiento y reflexión, un coach certificado puede ayudar a identificar el punto de partida y a establecer objetivos claros. Es gracias a esto que se puede alcanzar la meta de adquirir las habilidades necesarias para convertirse en un buen jefe en los nuevos entornos laborales.

Estos expertos también proporcionan herramientas adecuadas para aprender a gestionar los cambios, hecho especialmente valioso en la realidad actual en donde las nuevas generaciones están transformando a las empresas y a sus formas de ejercer el liderazgo.

El camino hacia ser “un buen jefe” no tiene por qué ser complicado. Los especialistas en la materia pueden ser ese aliado para ser el líder empático y humano que hoy están demandando los colaboradores, de toda generación, en la oficina.

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