El valor de los humedales (superficie temporal o permanentemente inundada) además de
ser estético, turístico o de esparcimiento, radica en que albergan una enorme diversidad
biológica al ser el hábitat de plantas, invertebrados, peces, anfibios y aves; además de que
son fundamentales para almacenar agua, recargar los mantos acuíferos, regular el clima y
las inundaciones, así como para producir alimentos.
Los ecosistemas costeros, en particular los manglares, brindan una variedad de servicios
ambientales: sostienen gran parte de la producción pesquera y funcionan como barreras
contra huracanes e intrusión salina; purifican el agua al absorber contaminantes y como
fuente de agua dulce son esenciales para la vida en el planeta, además de ser una de las
soluciones más factibles e idóneas para mitigar el cambio climático, coinciden en señalar
científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Juan Núñez Farfán, del Instituto de Ecología, refiere que el problema ambiental más
importante que enfrenta la humanidad, el aumento de la temperatura global, debe mitigarse
de alguna forma. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de energías
limpias, son algunas alternativas, pero también se debe incrementar la captura de carbono
de la atmósfera.
“Los humedales, y los manglares en particular, son una alternativa factible, menos onerosa
y con una cascada de beneficios para la vida en el planeta y para el bienestar humano”, dijo.
Para Fernando Álvarez Noguera, del Instituto de Biología, estos ecosistemas tienen un
papel fundamental, ya que son de los más importantes sumideros o reservorios de carbono.
No obstante, de acuerdo con información de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales, los humedales desaparecen tres veces más rápido que los bosques.
Se estima que los manglares pueden fijar hasta el doble de carbono que las selvas
tropicales, por lo que su destrucción nos deja con menos oportunidades para enfrentar el
cambio climático. Por ello, no sólo es indispensable detener la pérdida de esos hábitats,
sino, de ser posible, incrementar su extensión, porque traerá beneficios al mundo entero,
abunda Núñez Farfán.
Para Álvarez Noguera “algunos colegas han calculado que de 1900 a 2010 se había perdido
alrededor de 60 por ciento de los humedales en México, lo cual es una barbaridad. Y no es
que desaparezcan totalmente, sino que su tamaño se ha reducido drásticamente”.
El Día Mundial de los Humedales se celebra en conmemoración de la firma de la
Convención sobre los Humedales, en Ramsar, Irán, el 2 de febrero de 1971, que desde hace
medio siglo reconoce la importancia de conservar estos ecosistemas; fue suscrita por 70
países, y hasta enero de 2016 integraba a 169 naciones.
En nuestro territorio abundan los ejemplos de humedales, con características diversas. Ellos
son el escenario donde se desarrolla una parte considerable de la ecología y la evolución de
los organismos, recalca Juan Núñez.
Uno de esos ejemplos es el de Cuatro Ciénegas, Coahuila. “Hay estudios que señalan que
hace 15 millones de años la zona tomó la conformación que tiene ahora. Se trata de un sitio
de alta diversidad biológica y refugio de organismos”, relata Fernando Álvarez.
Esos ecosistemas también tienen la importancia “de haber permanecido en el tiempo y
haber servido como refugio para conservar la gran biota que está alrededor de ellos”. No
obstante, en este caso, como en otros del norte del país, se enfrenta el problema de la
extracción del agua, sobre todo para la agricultura, y de continuar “va a terminar
secándose”.
Álvarez Noguera trabaja en programas en el estado de Chiapas, en las Lagunas de
Montebello y la parte sur de la zona lacandona, sobre el río Lacantún. En las primeras “hay
un problema de contaminación por agroquímicos que se creía que era de desechos urbanos,
de aguas negras”.
Desde que empezó la práctica agrícola intensiva en la zona de Comitán y hacia el sur,
varios cuerpos de agua de ese distrito también presentaron ese problema por eso unos son
azules y transparentes, y otros verdes. Por el contrario, en la parte sur de la reserva de
Montes azules se conservaron áreas extensas y las características hidrológicas permanecen
en buen estado.
Para Álvarez Noguera, la manera en que será posible incidir más en las problemáticas
ambientales es difundir los hechos “tanto, que la gente tenga un cambio de conciencia.
Podemos hacer leyes, reglamentos, andadores o rejas, pero si la población no tiene a la
conservación como parte de su forma de ser, si no entiende que este planeta es lo único que
tenemos y que los servicios ambientales son tremendamente importantes, no podrá haber un
cambio real”.