Una de las alternativas energéticas que ha cobrado gran relevancia en los últimos años es la economía de hidrógeno; esto es, el elemento visto como energético primario renovable, lo cual supone un cambio tecnológico en favor de su aprovechamiento, afirmó Jaime Muñoz Flores, profesor del Departamento de Producción Económica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Xochimilco.
Al dictar la charla Catalizadores de hidrógeno: Una alternativa viable para el desarrollo sustentable, en la sede Lerma de la Casa abierta al tiempo, el investigador sostuvo que este elemento es el primigenio de la naturaleza, porque al fusionarse sus átomos se forman todos los demás, siendo el sol y cualquier otra estrella inmensos conglomerados de hidrógeno.
Desde hace alrededor de un siglo, la tecnología ha permitido aprovechar la energía de hidrógeno, que es, por mucho, el que tiene mayor capacidad de almacenamiento, entre diez y 15 veces más que el que le sigue, el litio, con enormes diferencias, comenzando por la abundancia en el universo y por la simplicidad de la conversión energética, destacó el doctor en Matemáticas.
La obtención del hidrógeno como combustible es sencilla: se introduce agua, se le aplica corriente eléctrica y se separa el combustible liberando el oxígeno hacia la atmósfera, siendo un proceso muy limpio, detalló.
Existen diversos métodos industriales que producen hidrógeno licuado que se ocupa comúnmente como combustible: la fisión de átomos, la energía eólica y la solar, o bien la extracción a partir de cierto tipo de hidrocarburos como el metano.
La producción de hidrógeno verde se logra mediante la separación de moléculas de agua simple. Una vez producido se almacena en estaciones de recarga, muy similares a las de gasolina.
La distribución y el suministro de combustibles a los vehículos de hidrógeno son comparables a los que se hace con gasolina, e incluso puede llevarse a cabo el montaje de un sistema de abastecimiento utilizando la infraestructura para el repartimiento de hidrocarburos, es decir, aprovechar gasoductos, pipas, contenedores, tanques, además de ser ambientalmente inocuo.
El especialista refirió que el hidrógeno puede convertirse en formas energéticas muy diversas de una manera mucho más eficiente que cualquier otro recurso. “En Japón, Canadá y Estados Unidos existen sistemas –tanto estatales como privados– para el abasto energético del hidrógeno, que también se utiliza en el consumo doméstico”.
Los principales fabricantes de motores, calderas o calentadores han lanzado al mercado una variedad cada día mayor de dispositivos y equipos que utilizan el hidrógeno como fuente de energía.
Diversos artefactos para la movilidad ya forman parte de la industria y, a diferencia de los eléctricos, no requieren de baterías ni tiempos de recarga, sino que se reabastecen en estaciones de una manera muy similar a los actuales vehículos de gasolina.
Todas las firmas automotrices cuentan con versiones de hidrógeno, y en la mayoría de los países industrializados se han emprendido estrategias nacionales para la adecuación de redes carreteras que incorporen estaciones de recarga de hidrógeno.
Sin embargo, “a pesar de las bondades energéticas y ambientales que representa la transición hacia economías de hidrógeno, existen barreras, entre ellas los costos económicos”, reconoció.
En los últimos años se ha robustecido un sistema industrial de innovación en torno al desarrollo de convertidores catalíticos de hidrógeno; actualmente existen más de diez mil desarrollos con aplicaciones patentadas, “y en este momento está abierta una ventana de oportunidad para países como México para que se incorpore a este sistema, o al menos para que se ubique en posición de adaptar la tecnología en forma autónoma”.
En cuanto a las barreras que enfrenta el desarrollo de este tipo de economía alternativa, “seguramente la más importante que ha afectado del mismo modo a otras variantes de sistemas alternativos es la abundancia en el planeta de recursos fósiles, junto con la falta de voluntad política para impulsar la transición energética con total determinación”, aseveró el doctor Muñoz Flores.
A diferencia de los recursos fósiles, los insumos fundamentales para las economías de hidrógeno se encuentran distribuidos alrededor de todo el planeta, “lo cual pesa de manera significativa en términos geopolíticos, no solo económicos”.
Países como Islandia, carente de recursos fósiles y con especiales dificultades marítimas y geográficas para la importación de petróleo, se ha logrado liberar de la dependencia energética encontrando en la economía de hidrógeno una alternativa que le ha garantizado la autosuficiencia energética, agregó.
Los países hegemónicos en términos energéticos como Estados Unidos, China, Rusia o naciones de Medio Oriente se resisten a reconocer la urgencia de subvertir el sistema energético por encima del costo que signifique permitir que las reservas de hidrocarburos –que han sido calculadas para abastecer al planeta por un siglo más– se queden en el subsuelo.
Entre las opciones que aparecen como factibles, la extracción de hidrógeno combustible que proviene del gas natural podría constituirse como una alternativa transitoria viable; este se puede extraer de gases como el metano a través de un proceso en el que la cantidad de bióxido de carbono (CO2), producida por la electro catálisis de gas natural en celdas de hidrógeno, es mucho menor que la combustión de gas.