El gobierno nacional de México busca alcanzar un 45 por ciento de generación eléctrica mediante energías limpias para 2030, frente al 24.3 por ciento registrado en 2024. Sin embargo, el panorama para el sector es complejo debido a la incertidumbre económica y los cambios geopolíticos.
El sector energético mexicano enfrenta un periodo de transformación tras la reforma aprobada en octubre de 2024, que devuelve al Estado el control del sector a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex). Este cambio coincide con el objetivo de avanzar en la transición, que busca aumentar del 24.3 por ciento registrado en 2024 al 45 por ciento la generación eléctrica mediante fuentes renovables.
Cuestiones como el plan arancelario propuesto por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y la inflación global podrían influir en esta transición. Sin embargo, el panorama mencionado también podría abrir oportunidades para explorar nuevos mercados y desarrollar tecnologías innovadoras en el sector.
Razón por la cual, diversas empresas en del sector de energía, informaron que se debe trabajar en varios aspectos clave que impactarán el rumbo del sector y cómo aprovecharlos para tomar un rumbo positivo.
Independencia energética, pues se apunta a fortalecer las empresas públicas, como la CFE y Pemex, con el fin de reducir la dependencia de recursos externos, una manera de capitalizar esta transformación es incrementar la capacidad de producción interna a través del uso de energías descentralizadas, como las micro redes solares, que permitan a comunidades y empresas generar su propia electricidad, reduciendo costos y vulnerabilidad.
Transición hacia energías renovables con base en agilizar la adopción de tecnologías sostenibles. Incentivos para la instalación de paneles solares y aerogeneradores en zonas específicas del país pueden acelerar el proceso, mientras que programas de capacitación técnica en materia generarán el talento necesario para implementar y mantener estas soluciones de forma eficiente.
Mejora de la infraestructura que se alcanzará con el nearshoring, la demanda de energía aumenta, lo que hace urgente modernizar la infraestructura energética. Es fundamental invertir en sistemas de almacenamiento a gran escala como plantas de baterías de larga duración y sistemas BESS, que permitan almacenar energía en momentos de baja demanda y distribuirla de manera eficiente cuando más se necesita. Asimismo, optimizar las redes de distribución con tecnología de gestión inteligente permitirá un flujo de energía más seguro y efectivo.
Impulso a la electromovilidad, con mayor uso de vehículos eléctricos, surge una demanda creciente de soluciones de recarga eficientes. Es crucial desarrollar una red nacional de estaciones de carga rápida que faciliten la transición hacia la movilidad eléctrica, integrando fuentes renovables para asegurar que los vehículos obtengan energía limpia. A la par, se deben promover incentivos a la compra de autos eléctricos y facilitar la instalación de puntos de carga tanto en espacios públicos como privados.
Diversificación de las fuentes de energía que permita reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Aparte de la energía solar y eólica, el país debe explorar alternativas como la geotermia y la biomasa en regiones con gran potencial. Establecer fondos de inversión específicos para tecnologías emergentes permitirá financiar proyectos que diversifiquen la matriz energética, fortaleciendo la resiliencia del país ante variaciones en la oferta energética.
Creación de políticas públicas, que aseguran una transición exitosa, se debe implementar un marco regulatorio flexible que favorezca la competencia sana entre los actores del sector energético, lo que generará una mayor inclusión del sector privado en la transformación energética y por ende un mayor crecimiento.
En conclusión, el 2025 plantea importantes retos para el sector energético, no obstante, al aprovechar las oportunidades que ofrece la transición energética, México no solo podrá diversificar su matriz energética y reducir su huella de carbono, sino también posicionarse como líder en innovación y sostenibilidad en la región. Este camino hacia un futuro energético más limpio y eficiente es una responsabilidad compartida que requiere compromiso, visión y acción coordinada, señala Quartux, empresa mexicana especializada en almacenamiento de energía.