En el tercer trimestre de 2024 el Índice de Intención de Adquisición de Vivienda (IIAV) en México se ubicó en 63.6 puntos, que representa un aumento de 2.9 puntos porcentuales respecto del del segundo trimestre de 2024, el cual se ubicó en 60.7 puntos, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Lo cual, evidencia que las nuevas generaciones como son los Millenialls, al paso de los años y de madurar como individuos están dejando en el pasado su postura de no hacerse de bienes personales y sólo dedicarse a las rentas grupales (roomies) y no tener planes a futuro, y ahora, con el paso de los años y empezar a tener familia aprecian la necesidad de tener un hogar propio.
Aunque, existe un grave problema económico en el país, pues el INEGI detectó que 70 por ciento de los hogares reporta tener posibilidades de ahorrar parte de sus ingresos, del total de encuestados sólo el 26 por ciento ahorra y destina una parte a vivienda, mientras que 44 por ciento ahorra, pero no lo destina a su vivienda.
Este panorama contrasta con el panorama de los créditos hipotecarios en México. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2023, las instituciones bancarias tradicionales no proporcionan servicios financieros al 49 por ciento (63.8 millones) de los mexicanos y sólo ofrecen créditos hipotecarios al 1.4 millones de mexicanos, es decir, el 1.08 por ciento de la población.
“Hemos detectado que los principales obstáculos para adquirir una vivienda son la incapacidad de demostrar ingresos, al recibir el dinero en efectivo; la falta de un historial crediticio sólido, el acceso limitado al financiamiento y el alto costo de las viviendas”, afirma Ramón Martínez, CEO y cofundador en Dream Boosters.
Al respecto, señala que una vivienda promedio para clase media supera los 4 millones y medio de pesos, cuando mucha población con estudios no supera los salarios de 200 mil pesos al año. Situación que provoca el no apostar por comprar casa.
Por ello, se aprecia que nuevas generaciones, los llamados millenialls solo se dediquen a rentas compartidas. Aunado a que un 64 por ciento de los trabajadores del país se dedica a la informalidad y no cuenta con prestaciones bancarias y puedan adquirir su casa.
Se estima que el mercado de personas en busca de adquirir vivienda es casi de 40 millones de mexicanos. El mayor reto es adaptarse a la mentalidad de los jóvenes que antes y ahora apuestan más en las rentas que en la compra de casa.
Ejemplificó que el organismo que representa es un modelo digital de autofinanciamiento para la adquisición de vivienda que comienza con la fase de aportaciones del cliente que va de uno a cinco millones de pesos. Posteriormente, se hace una tabla de desamortización por 7.5 años y medio, muy ligado a los créditos tradicionales (que son 15 años). Los recursos financieros se guardan en un fideicomiso y luego se pasa a ser financiado por otras 90 cuotas de pago para así adquirir el bien.
Siendo esencial el generar educación financiera y evitar la morosidad, pues el adquirir una vivienda es más rentable a futuro que solo rentar.