Pablo Hernández Ruíz, un joven fotógrafo de Huatusco, vive en uno de los ecosistemas más diversos y frágiles de México, presente en apenas un 0.8 % del territorio nacional: el bosque mesófilo de montaña. Su pasión no solo es inmortalizar la belleza y diversidad de su entorno, sino también estudiarlo y promover su conservación.
Bajo el lema «No podemos cuidar lo que no conocemos», el huatusqueño ha emprendido un proyecto clave para sensibilizar sobre la importancia de este ecosistema, amenazado por el cambio climático, la contaminación y otras presiones que ponen en riesgo su existencia. Para lograrlo, ha iniciado una colecta solidaria a través de GoFundMe.
Con esmero, día a día, Pablo recorre las cañadas ubicadas a solo cuatro kilómetros del centro de la ciudad cafetalera. Este bosque es atravesado por el Camino Real, un sendero ahora en desuso que, en el siglo XIX, conectaba el centro del estado con la capital. Lo que alguna vez fue un empedrado perfecto, hoy está cubierto de musgos y decenas de especies vegetales que tapizan el suelo.
Además de su exuberante flora, el bosque alberga una fauna variada, aunque esquiva al contacto humano: armadillos, coyotes, mapaches y serpientes. Sin embargo, la presencia más notoria es la de sus aves, que inundan el aire con sinfonías diarias. Trogones, oropéndolas, tucanetas y motmots son solo algunas de las especies que habitan el lugar. Entre rumores, se habla de un visitante majestuoso que se oculta entre los árboles de haya y las enredaderas, pero aún no ha sido captado por un lente fotográfico.
«Visitantes y algunas personas que viven aquí me han dicho que hay quetzales. Son habitantes del bosque de niebla, como en Chiapas, y mi objetivo es documentar por primera vez su presencia aquí», narra Pablo con entusiasmo.
Durante años, ha aprendido el ritmo de este ecosistema y el comportamiento de sus habitantes, deslizándose entre helechos gigantes que, en combinación con la niebla, dan al bosque un aire jurásico.
Inspirado por esta magia natural, su proyecto «Donde habitan los helechos» busca acercar el bosque de niebla a la ciudad, sensibilizando a las personas sobre su belleza, importancia y fragilidad. A través de imágenes, instalaciones públicas, exposiciones, charlas y talleres de fotografía, pretende inspirar acciones concretas para su conservación.
Para hacer realidad este proyecto, ha lanzado una campaña de recaudación en GoFundMe, la plataforma líder en financiamiento colectivo que conecta a donantes con causas sociales.
«Mi mayor motivación es la preservación ambiental y la admiración por toda la belleza que, de alguna forma, hemos perdido de vista. Damos por hecho que siempre estará ahí, nos parece algo normal y ordinario, pero en realidad es una fuente de vida y bienestar para todos», comparte Pablo.
Las aportaciones pueden realizarse desde 100 pesos, una cantidad accesible que representa una gran ayuda para este fotógrafo apasionado, que no teme ensuciarse de fango con tal de capturar la esencia del bosque.
Los fondos recaudados se destinarán a la adquisición de equipo fotográfico, impresiones, proyección, investigación, transporte y recursos humanos, con el objetivo de difundir el valor del bosque de niebla y promover su protección.