La participación de las mujeres en los espacios de toma de decisiones sobre la gestión del agua sigue siendo marginal, con un fuerte predominio de presencia masculina, aseguró Fabiola Sosa Rodríguez, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

De acuerdo con un estudio realizado encabezado por la especialista, que dirige el Área Crecimiento Económico y Medio Ambiente del Departamento de Economía de la Unidad Azcapotzalco, la participación femenina en organismos operadores o direcciones, ya sea a nivel de la Comisión Nacional del Agua u organismos de cuenca, es poco más de uno por ciento en cargos directivos.

“En espacios como los consejos de cuenca, básicamente tenemos solamente tres presidentas en las asambleas de usuarios, de los 26 que existen en el país. Entonces, lo que da cuenta de que la participación de las mujeres en todos estos espacios es muy limitada y lo es por razones distintas”, subrayó.

Entre los factores que destacan el bajo porcentaje de féminas que estudian alguna carrera de ingeniería, considerada como un área exclusiva del dominio de los varones en el ideal patriarcal que aún permea en la conciencia colectiva y porque se cree que es necesaria mucha fuerza física para lidiar con los temas del agua.

Sosa Rodríguez destacó que las mujeres aportan capacidades complementarias en la gestión del agua, con una mayor sensibilidad para abordar problemas y enriquecer la toma de decisiones.

Varios estudios realizados en Puebla y en el Estado de México dan cuenta de la falta de acceso a la red de suministro y a la de saneamiento obliga a las habitantes de algunas zonas rurales y remotas a destinar seis horas al día para acarrear agua. Caminan entre 45 minutos y una hora para llegar a una fuente, ya sea un manantial o un río, de ahí cargar hasta 120 litros por día para satisfacer las necesidades familiares.

“Estamos hablando de que son muchas las comunidades que llevan a cabo estas prácticas para poder tener acceso al líquido; en algunos casos implica involucrar sobre todo a las hijas en esta labor, que ha sido identificada como factor que promueve la deserción escolar en las niñas”.

De esos estudios se deprendió un proyecto en el cual se instalaron unos sistemas de cosecha de agua de lluvia y baños húmedos para las mujeres en espacios privados para poder realizar sus necesidades. “Esto propició que, en lugar de dedicar seis horas a acarrear agua, empezaron a formar cooperativas, actualmente son independientes económicamente, están estudiando o son empresarias, se han ido empoderando”, afirmó.

Judith Cardoso Martínez, investigadora del Departamento de Física en la sede Iztapalapa y especialista en temas hídricos, destacó la importancia de atender el desabasto en zonas rurales marginales, donde las mujeres tienen que viajar distancias largas para llevar el líquido vital a sus familias. Por tanto, debe haber una gestión a nivel local para mejorar la disponibilidad, la accesibilidad y la calidad del recurso.

“El tema del agua no solo es cuestión de los expertos en Ingeniería Hídrica o de los estudiosos en Ciencias Sociales, sino de todas las disciplinas; es fundamental que todas las áreas del conocimiento se sumen para abordar la problemática, así podríamos encontrar soluciones más amplias, más poderosas y más prontas”, enfatizó.

 

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