El vértigo es uno de los síntomas principales de enfermedades del oído interno o del cerebro. Actualmente, se calcula que 1 de cada 10 personas lo experimenta. A pesar de su alta prevalencia, existe una falta de conciencia sobre el impacto que tiene en quienes lo padecen y es fácilmente confundido con “episodios de mareo”, ya que la principal sensación asociada con el vértigo es de movimiento o giro en el entorno, sin que realmente esté sucediendo.
Las personas que sufren de vértigo ven afectado principalmente su sistema vestibular. Este funciona como un GPS interno: proporciona información a través del oído interno y envía señales al cerebro para lograr realizar movimientos con normalidad y manteniendo el equilibrio.
Este sistema permite, por ejemplo, utilizar ambos lados del cuerpo al mismo tiempo e indica la dirección de los movimientos. En ese sentido, cuando las señales con información del oído se interrumpen, el vértigo se provoca.
“Es difícil expresar con palabras exactas cómo se siente el vértigo, pero es un síntoma que debemos tomar en serio. Algunas personas afirman que se sienten alejadas al ver pasar un tren y otros señalan que es como caer estando de pie. Esta sensación puede ser leve o puede ser tan grave que le resulte difícil mantener el equilibrio y realizar tareas cotidianas. Asimismo, a menudo se acompaña de visión borrosa o dificultad para concentrarse”, señala el Dr. Álvaro Rojas, director Médico de Abbott.
El experto médico dio a conocer que el vértigo es un síntoma, más que una condición en sí. Es importante comprender que el oído interno contiene dos estructuras: una encargada de la audición y otra que regula el equilibrio. Los movimientos de la cabeza hacen que se envíen señales desde el oído interno al sistema de equilibrio del cerebro, para que luego este ayude a mantener el equilibrio y la postura. Una falla en esta estructura causaría una sensación inexistente de movimiento.
Siendo sus principales orígenes en cristales sueltos en el oído interno que hacen que ciertos movimientos de la cabeza lo provoquen; una infección de oído resultante de un resfriado o de un ataque de gripe; una inflamación viral del nervio vestibular; o un trastorno prolongado del oído interno que, en ocasiones, también implica zumbidos o pérdida de la audición.
Además de que existen distintos desencadenantes que activan el vértigo como las situaciones de mucho estrés; el alcohol debido a la deshidratación que genera; la falta de sueño; los alimentos con alto contenido de sal, azúcar o tiramina; y los movimientos de cabeza y cuerpo que se dan de forma rápida.
Abundó que esta condición puede aparecer repentinamente y el tiempo de duración es relativo, podrían ser unos segundos o incluso varios días. Además, puede impactar negativamente en las interacciones sociales pues las personas que lo experimentan tienden a quedarse en casa y perder el contacto social, provocando pérdida de independencia, ansiedad y, en última instancia, depresión.
Asimismo, el vértigo puede tener consecuencias en la vida laboral y las finanzas personales. Investigaciones han demostrado que la sensación del vértigo es responsable de que el 27 por ciento de las personas cambien de trabajo, el 21 por ciento deje de trabajar por completo, el 50 por ciento reduzca su eficiencia laboral y el 63 por ciento pierda jornadas laborales; situación que impacta directamente en sus finanzas y, por ende, en su bienestar general.
Por ello, dijo que este padecimiento puede ser tratado mediante un enfoque holístico que incorpore medicación, ejercicios físicos y otros factores como una alimentación saludable y adherencia al tratamiento. Lo más importante es acudir al médico si hay sospecha de vértigo para que se confirme si es y qué lo está causando. Una vez se aclare el panorama, se puede recomendar la mejor manera de tratarlo y brindar alivio a largo plazo.