A medida que las ciudades crecen la falta de agua se vuelve un desafío crucial para la sostenibilidad urbana. La gente requiere cubrir sus necesidades básicas, beber, cocinar, lavar e higiene personal, entre otras, pero al obtener el líquido de tomas legales o ilegales se disminuye la presión, lo que limita la capacidad de distribución, por ello es importante buscar otro tipo de soluciones, sostuvo la doctora Jacinta Palerm Viqueira.

La especialista y coordinadora de la Red de Investigadores Sociales sobre el Agua, puso de ejemplo el agua embotellada, debido a que se ha generalizado la idea de que no se puede beber de un grifo, lo que ha dado como resultado la comercialización del producto con compañías privadas, esto soluciona una parte del problema, pero esas empresas adquieren una concesión que limita aún más la distribución.

En el Estado de México (Edomex), el gobierno otorga concesiones a industrias refresqueras, lo que es válido y legal; el problema es que este tipo de empresas usa los mantos acuíferos que por años han abastecido a la zona y en unos años no habrá tal manto, pero esa desertificación fue “legal”, no fue un tema de huachicol.

En colonias nuevas no hay servicios de agua, no hay pozos, no existe una tubería que la distribuya, la solución es el uso de pipas, lo relevante es saber cuándo es legal o ilegal, “si el traslado es un servicio que brinda un sector privado, debe conocerse de dónde la extrae y si está autorizado; si se trata de un apoyo del gobierno es legal”, resaltó.

Por otra parte, el doctor Hugo Hernández Gamboa mencionó que el huachicoleo en el Estado de México surge como una medida alterna al abastecimiento de agua, por los problemas hídricos que existen en esa zona; es decir, como una respuesta comunitaria individualizada de casa en casa, donde las personas fracturan la red para poder abastecerse, posteriormente crece el problema, se vuelve más grande la toma clandestina hasta llegar a un servicio de pipas.

El catedrático del Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología en la Universidad de Chapingo señaló que existen investigaciones que demuestran que la carencia del recurso beneficia a los gobiernos locales, particularmente en municipios como Ecatepec, donde se han propiciado formas de abastecimiento alterno como la venta de pipas, que genera una derrama económica significativa.

No hay mejor negocio que la necesidad para poder vender un producto, en una población que nunca tiene, que es marginada y relegada, aun cuando vive en una zona metropolitana; lejos de solucionarse, aumenta una problemática de distribución del bien hídrico.

El académico puntualizó que no sólo es un tema que aqueja a la zona de Ecatepec, sino también áreas de la Ciudad de México como Tlalpan y Xochimilco, donde se han encontrado fracturas en la red de distribución del recurso.

El huachicol de agua lleva años, el gobierno en el Estado de México ha aprobado leyes que establecen penas para el robo y la comercialización ilegal del recurso; no obstante, la carencia en esta zona ha llevado a estas prácticas. En los últimos años, las administraciones municipales han buscado eliminar la red de corrupción, encontrando una estructura que va desde la persona carente del servicio, líderes locales, actores con poder y hasta las autoridades.

 

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