En el libro “Caza al hombre. Cómo atrapamos a Pablo Escobar”, de editorial Planeta, es el relato a dos manos, en primera persona, de los agentes estadunidenses encargados de capturar y extraditar al fundador del Cártel de Medellín, Pablo Escobar, en el auge de su sangriento poderío.
¿Quiénes eran Steve Murphy y Javier Peña, retratados en la famosa serie de Netflix? ¿Cómo fue que se volvieron la peor pesadilla de Escobar? Las historias de ambos, destinadas a entrecruzarse, van desde sus orígenes humildes, los años de identificar su vocación de guardianes de la ley y el duro proceso de convertirse en agentes federales, para luego enfrentarse a la llamada «época dorada» del narco en la década de 1980, cuando Miami se hundió en la violencia mientras la inundaba la droga llegada en avionetas y la frontera con México se hacía porosa al embate de los traficantes.
Caza al hombre documenta la vida de los agentes antidrogas con sus incómodos matices políticos, pero principalmente la brutal guerra que el capo desató contra las autoridades y el pueblo de Colombia mediante bombas y asesinatos sin fin. Por primera vez conocemos los entretelones de la cacería humana que puso fin a Escobar en la narración trepidante de sus protagonistas.
“Saber que el mayor narcotraficante del mundo te está buscando seriamente es inquietante, por no decir otra cosa. […] Pero ¿sabes qué? Estaba condenado si dejaba que ganara Escobar. Y estaba condenado si tenía que regresar a casa, cuando estaba trabajando en el caso de mi vida.”
Steve Murphy, se unió a la DEA a mediados de la década de 1980 y fue destinado primero a Miami, centro de la explotación comercial de la cocaína, donde trabajó cuatro años como agente encubierto, y posteriormente a Bogotá, donde desempeñó una exitosa labor en la caza del narcotraficante Pablo Escobar. Tras su captura fue enviado de nuevo a Estados Unidos, donde continuó trabajando para la DEA hasta su jubilación en 2013.
Javier Peña nació y creció en Kingsville (Texas), participó en la persecución y captura de Pablo Escobar junto a su compañero Steve Murphy. Tras esta investigación del cártel de Medellín llevó a cabo otras misiones para la Administración para el Control de Drogas en Puerto Rico, Texas y Colombia. Se jubiló como agente de la DEA en 2014.