Cuando se habla de reciclaje generalmente pensamos en los residuos sólidos, sin embargo, este concepto también se puede aplicar a la conservación de otros recursos como el agua, la electricidad e incluso, los alimentos.

Existe una práctica gastronómica conocida como cocina de aprovechamiento, o trash-cooking, que emplea tanto las sobras de comida, como las partes de los alimentos que normalmente no se utilizan para crear platos exquisitos aprovechando todos los ingredientes a fin de generar cero desperdicios. Por ello, en el marco del Día Internacional del Reciclaje, que se conmemora cada 17 de mayo, Unilever te comparte algunas ideas para lograrlo:

CARNES: utiliza los restos de pollo, carne o pescado para la elaboración de croquetas, canelones o empanadas, y aprovecha las distintas partes de los animales para dar sabor y enriquecer los caldos y sopas. Por ejemplo: croquetas de pollo con espinaca.

VEGETALES: los restos de verduras, hortalizas y legumbres pueden transformarse en un puré o aprovecharse en ensaladas; también puedes aprovechar todas las partes como las cáscaras de las papas y la piel de la calabaza, así como los tallos de acelgas y hojas verdes. Por ejemplo: puré de coliflor.

FRUTAS: la fruta a punto de pasarse puede convertirse en múltiples postres como un coctel de frutas, un licuado, una compota, una tarta o una mermelada casera. Procura utilizar la mayor cantidad de la fruta, incluyendo las cáscaras e incluso el centro de la piña. Por ejemplo: tarta de guayaba con crocante de cocoa.

HUEVOS: cuando los huevos están a punto de caducar, una buena idea consiste en cocerlos y preparar unos huevos rellenos, o picarlos para emplearlos en ensaladas, sopas, cremas de verduras o hacerlos revueltos. Por ejemplo: sopa de huevo con nopales.

ARROZ & PASTA: si cocinas demasiado arroz o pasta, aparta lo que no vayas a comer (antes de mezclarlo con la salsa o los condimentos) y guárdalo en un recipiente en el congelador. Posteriormente, puedes preparar una ensalada con ellos o combinarlos como guarnición de una carne o pescado. Por ejemplo: salpicón con arroz.

PAN & GALLETAS: el pan del día anterior se puede convertir en unas tostadas para el puré o la crema, o en un clásico budín de pan duro. En el caso de las galletas sobrantes, se pueden triturar en trozos y utilizarlos como topping de helados o yogures. Por ejemplo: budín de cajeta y frutos rojos.

QUESO: el queso se puede rallar para utilizar en algunos guisados o para hacer un fondue casero para acompañar con un poco de vino y especias.

YOGURES: los yogures próximos a caducar se pueden utilizar para comer como postre en una gelatina o paleta helada, o como aderezo para ensaladas. Por ejemplo: gelatina de yogurt con zarzamora.

Recuerda que, para evitar el desperdicio, así como cualquier riesgo a nuestra salud, es fundamental llevar a cabo algunas acciones para garantizar la conservación, seguridad e higiene de los alimentos. En este sentido, aunque la congelación aumenta la vida útil de muchos productos frescos y sobras, es necesario tomar en cuenta las siguientes consideraciones:

No introduzcas alimentos calientes en el congelador, espera hasta que estén a temperatura ambiente.

Guarda las sobras en recipientes herméticos apropiados.

Las sobras de comida guardadas en el refrigerador se deben consumir dentro de los dos días siguientes.

Las sobras congeladas se pueden consumir antes de los tres meses.

Nunca vuelvas a congelar las sobras descongeladas.

Finalmente, evalúa cuál es la proporción adecuada para cada comida, es preferible moderar las raciones y que, si tienes más hambre, puedas servirte más. Este Día Internacional del Reciclaje, anímate a utilizar tu creatividad y crear deliciosos platillos; visita Recepedia para más ideas.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *