En México existen 34.8 millones de viviendas de las cuales, 8.5 millones tienen algún tipo de rezago habitacional; es decir, registran hacinamiento, falta de servicio sanitario o carencias en los materiales de construcción.
Así lo reportó la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), quien realizó un análisis a los últimos datos de vivienda del Censo 2020 del Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI), en el que se detalla que 26.6 por ciento de la población vive en condición de rezago y se concentra en el centro y sur del país.
El análisis puntualiza que hay entidades en las que más de la mitad de las viviendas particulares habitadas se encuentran en condiciones de rezago. Como es el caso del 68.2 por ciento de las viviendas en Chiapas, 59.4 por ciento de Tabasco, 53.2 por ciento de Oaxaca y 51.5 por ciento de Guerrero. Las entidades de Veracruz, Campeche y Baja California cuentan con más de 40 por ciento del total de sus viviendas en condición de rezago habitacional.
En términos absolutos, Chiapas tiene el mayor número de personas en condición de rezago habitacional con 3.95 millones, seguido de Veracruz (3.94) y el Estado de México con 2.6 millones de personas.
En ese sentido, el diagnóstico subraya que 71.6 por ciento de las viviendas con algún déficit requiere apoyo para mejoramiento; 16.3 por ciento deben ser sustituidas y 12.1 por ciento de una ampliación. Esto quiere decir que 83.7 por ciento del rezago necesita de la mejora o la ampliación del patrimonio que las personas ya habitan.
Se considera que el alto costo de la vivienda en México y la percepción de bajos ingresos, genera una incapacidad de adquirir una vivienda a través de un financiamiento público o privado, es por ello que el ingreso familiar es uno de los principales factores asociados al rezago habitacional ya que 69.10 por ciento de los hogares recibe menos de cinco veces el valor de la Unidad de Medida y Actualización (UMA) mensual vigente.
Actualmente, la metodología de rezago habitacional de la Conavi, calcula el número de viviendas con déficit considerando la habitabilidad de vivienda adecuada, es decir, la calidad de los materiales, hacinamiento y la disponibilidad de servicio sanitario.
Se considera que la vivienda adecuada, eje de la política actual, debe contar con los siguientes siete elementos: seguridad en la tenencia de la tierra; disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructura; asequibilidad, habitabilidad, accesibilidad, ubicación y adecuación cultural.