Según Reyna Khabie -directora y fundadora del centro de rehabilitación “Emotions Life Center”-, indicó que es una realidad que la ludopatía –adicción a juegos de azar- creció en tiempos de COVID-19, pues cientos de miles de personas se la pasan en sus hogares, en las computadoras y el Internet, aunado a que en México son nulas las restricciones de publicidad de los casinos en línea.
A últimas fechas se aprecia la llegada de pacientes –en su mayoría pasados de los 40 años de edad-, tanto hombres como mujeres a los centros de rehabilitación. “Esta es una enfermedad real y muy cruda, que permite observar como una persona puede tocar fondo”.
“Todos hemos observado juegos deportivos y grandes eventos mediáticos que están inundados de publicidad de casinos que hasta regalan dinero para que la gente entre a sus sitios web y comiencen a apostar”, detalló.
Explicó que no existe una evaluación de cantidad de jugadores adictivos que existen en México, esta enfermedad no es como el alcoholismo, pues no se ve, pero detona de un momento a otro, pues los enfermos de pronto avisan a sus familias que tiene muchas deudas, que hipotecó la casa, que vendió cosas, que perdió el trabajo, etc.”
Esta enfermedad no es exclusiva de los ricos, pues los casinos en línea, las maquinas traga monedas en las tiendas, etc., han democratizado el acceso masivo a la apuestas, dijo.
En el centro de rehabilitación a su cargo, informó que se realizan diversas terapias de hasta 90 días donde se apoya a todo tipo de persona con este padecimiento.
Mencionó que jugar es parte importante de la vida, en todo momento, no sólo para el desarrollo del ser humano durante la infancia, sino también a lo largo de su existencia. Esta actividad permite que la persona se desenvuelva en un pequeño apartado de realidad, con reglas y objetivos diferentes a los del mundo real.
El juego permite entretenerse y divertirse por un rato, olvidándose del mundo de afuera y enfocándose en ese pequeño mundo creado exclusivamente para el entretenimiento.
Es positivo para la mente y las emociones seguir encontrando momentos para jugar sanamente, así tenga cinco, quince, treinta u ochenta años, pero… ¿hasta qué punto incluso “jugar” se torna negativo? Como todo en la vida, los excesos de cualquier cosa son malos, y ese exceso de juego puede convertirse en una adicción que se llama: ludopatía.
La especialista en rehabilitación dijo que “un ludópata es aquel que muestra signos muy parecidos a un drogodependiente, sólo que, en vez de tener dependencia y necesidad de una sustancia, la tiene hacia el juego”.
Es una enfermedad crónica, progresiva y mortal que se desencadena por cuestiones biológicas, psicológicas, económicas y sociales. Gracias a esto, a la larga, puede perder su dinero, dejar de lado sus responsabilidades y su vida social con tal de llenar su primera necesidad por jugar”, destacó.
Mencionó que antes que nada debe considerarse a la ludopatía como una enfermedad, que requiere un tratamiento adecuado para remediar los problemas que padecen sus pacientes. “La persona debe tener toda la intención de rehabilitarse, no puede culpar a los demás o dejar las responsabilidad en su familia”.
Esta enfermedad afecta a las facultades mentales de las personas; el estrés y ansiedad que caracterizan a quienes no pueden estar sin hacer apuestas, desemboca en la quiebra financiera de las familias, en pérdida de empleo, etc. Estimamos que cada paciente de ludopatía acaba afectado a unas 8 personas, desde sus seres cercanos a amigos muy cercanos”, acotó.
Las personas que padecen ludopatía se caracterizan por ponerse de malas al no poder apostar, se olvidan de los problemas de vivir endeudado, mienten de forma compulsiva para ocultar a sus familias que no está pagando los servicios del hogar y cuando gana alguna apuesta se obsesiona con crecer en la cantidad de dinero a jugar al azar.
Como toda adicción, la ludopatía puede surgir para llenar vacíos, por problemas sociales o psicológicos, por un entorno que empuja, incita o invita a ello, o como consecuencia de una predisposición genética.