La consolidación de empresas en nuestro país tiene una clara preferencia por los hombres, pues a lo largo del tiempo han contado con mayores apoyos y oportunidades de crecimiento. Mientras que las mujeres, se enfrentan, entre algunas otras cosas, a discriminación por su sexo, lo que impide un desarrollo competitivo para empresas fundadas por ellas.
Sin embargo, esta realidad poco a poco está cambiando y así lo informa el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), señalando que las mujeres son propietarias del 36.6 por ciento de los establecimientos micro, pequeños y medianos de manufacturas, comercio y servicios privados no financieros (MIPYMES) del país.
Los datos difundidos subrayan que existen tres retos fundamentales que deben afrontar una vez fundada la empresa por las mujeres; el financiamiento, pues de las MIPYMES fundadas por mujeres, solo 13 de cada 100 obtuvieron un crédito o financiamiento.
“Por ello la relevancia de hacer comunidades exclusivas para mujeres y fondos exclusivos para mujeres”, comenta Tania Pimentel, directora y fundadora de Women Index, el primer índice digital que reúne a mujeres de todas las profesiones para visibilizar y promover su trabajo.
El segundo reto son las triples jornadas. El INEGI informa que, en el segundo trimestre de 2019, en promedio, las mujeres dedicaron 19.4 horas semanales a trabajo doméstico no remunerado, y los hombres 9.7 horas, mientras que en abril de 2020 las mujeres reportaron 25.7 horas y los hombres 12.5 horas. Esto solo agrava la brecha entre ambos sexos para dedicar tiempo al crecimiento profesional.
El tercer reto es la falta de apoyo para las tareas de cuidado: el 17.9 por ciento de los hogares en México, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda, están compuestos por una mujer sin cónyuge y con hijas(os), la falta de apoyo del gobierno hace aún más crudas las dificultades que viven las mujeres para desarrollar y hacer crecer una empresa.
De acuerdo a la experta en temas de emprendimiento femenino, las motivaciones de las mujeres para fundar una empresa, desde el deseo de tener un negocio propio, la necesidad de independencia económica y la urgencia de mayores ingresos para el sostén de su familia.
«No hay experiencias que sean idénticas, ya que los objetivos, las barreras, las oportunidades e incluso nuestra situación personal son únicos e irrepetibles. Sin embargo, hay un común denominador en todas las experiencias: el deseo y la capacidad de trascender en nuestra carrera profesional», comentó la directora de Women Index.
Menciona que “para impulsar y promover el desarrollo de la actividad empresarial, la mujer empresaria requiere disponer de herramientas que den viabilidad y certidumbre a su empresa, esto quiere decir: ser más visibles, prepararse de manera continua y así poder ofrecer un mejor producto o servicio a sus clientes”.