La pandemia del COVID-19 trajo como consecuencia grandes cambios sociales, muchas personas tuvieron que trabajar de manera remota y los estudiantes siguieron sus obligaciones académicas de manera virtual, lo que hizo que las personas permanecieran largas horas sentados y en casa. La manera de practicar deporte también se transformó, sin embargo, no dejar de hacer alguna actividad física durante este periodo trae múltiples beneficios.
La actividad física genera múltiples beneficios para la salud, sin importar la edad o el género de quien la realiza. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recientemente aseguró que, “el comportamiento sedentario y los bajos niveles de actividad física pueden tener efectos negativos en la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas; mientras que la actividad física y las técnicas de relajación pueden ser herramientas valiosas para ayudar a mantener la calma y proteger su salud durante las cuarentenas”.
El aislamiento social recomendado para prevenir el contagio de COVID-19 ha hecho que se transforme la manera de entrenar de las personas que solían asistir a gimnasios, clubes o realizaban actividades al aire libre.
“Sin embargo, no por eso dichas personas deberían de dejar de ejercitarse, pueden utilizar los elementos que tienen a su disposición y aprovechar el espacio en el que viven para activarse. Para hacer ejercicio en este momento tan complicado que estamos viviendo, una buena opción es hacer pausas activas en las que se realicen ejercicios físicos, y en caso de ser posible aprovechar los espacios verdes o el aire libre para ejercitarse”, explica Sonia Chávez, Fundadora de la plataforma Soy Corredora.
Una buena opción si no puede salir, son los entrenamientos mediados a través de las tecnologías, como las clases en vivo transmitidas por medio de las redes sociales, el uso de plataformas para clases grupales, o la descarga de aplicaciones gratuitas para realizar rutinas de ejercicios.
Todo esto, con la finalidad de que la actividad física no se abandone, ya que es un pilar fundamental para la salud y bienestar por los beneficios físicos y psicológicos que aporta.
Otra opción si tiene la oportunidad de salir, es empezar a correr, sus beneficios son demasiados y no requieres pagar una mensualidad para entrenar y recibir los beneficios, correr mejora la movilidad articular y muscular; favorece la salud cardiovascular; contribuye a tener un peso saludable; ayuda a disminuir el estrés y a reducir el riesgo de enfermedades como hipertensión, diabetes, colesterol, entre otras.
“Las personas pueden ejercitarse desde casa con sus propias rutinas o saliendo a correr si tienen la posibilidad. Aunque parezca que hacer alguna actividad física no es una prioridad en este momento, en realidad sí debería de serlo, porque la actividad física es una herramienta valiosa para controlar las infecciones por COVID-19 y mantener una buena calidad de vida”, dijo.
Hacer ejercicio tiene el potencial de reducir la gravedad de las infecciones por COVID-19, debido a lo que sucede con los pulmones durante una infección. Cuando se hace ejercicio el sistema inmunitario detecta el virus invasor en los pulmones y lo ataca, evitando que el tejido pulmonar quede lo suficientemente dañado como para que no se pueda respirar correctamente y se requieran de intervenciones médicas, como el uso de ventiladores mecánicos.
El estrés ha aumentado en la medida en que avanza la pandemia, debido a las amenazas para la salud, la pérdida de empleo, la reducción de ingresos y el aislamiento social. La buena noticia es que estar físicamente activo tiene importantes beneficios para la salud mental, ya que ayuda a sobrellevar el estrés y evita padecer enfermedades psicológicas.
Cada sesión de actividad física reduce los síntomas de depresión y ansiedad, por lo que se recomienda estar activo todos los días para reducir el estrés que provoca la pandemia.
Además, la respuesta del cuerpo al estrés psicológico crea desequilibrios entre el cortisol y otras hormonas que afectan negativamente al sistema inmunitario y la inflamación. Por lo que el estrés psicológico aumenta las posibilidades de contraer COVID-19, mientras que la actividad física beneficia la inmunidad.