Pese a que México es el tercer país del mundo en recibir radiación solar esa condición no es aprovechada para generar energía eléctrica sin producir gases de efecto invernadero (GEIs), señalaron especialistas de energía eléctrica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y de otros organismos académicos como empresas, que se reunieron en el Foro virtual Retos de la generación de energía eléctrica en México.
Fernando Millán Vázquez, integrante del Posgrado en Ciencia e Ingenierías Ambientales de la Unidad Azcapotzalco de la UAM, valoró que a pesar de que México ocupa el tercer lugar en recibir radiación solar “no figuramos entre los principales países que aprovechan ese tipo de recurso. Entre 2017 a 2018 pasamos de generar 0.67 a 3.1 gigawatts de electricidad proveniente del sol”.
Sin embargo, entre las desventajas de este tipo de energía se encuentran que requiere espacios considerables para su instalación, es intermitente, además que preocupa la generación de residuos y la interconexión depende de CFE, cuya infraestructura no está diseñada para ese cambio.
La ingeniera Katia Margarita Cuevas Murataya, asesora de la empresa mexicana SUMA energía, dijo que de acuerdo con los datos de British Petroleum, el mundo cuenta con reservas de petróleo para 40 años, de gas para 70 años y de carbón para 150 años, lo cual obliga a la transformación energética, además de que la quema de combustibles fósiles aumentan la emisión de gases de efecto invernadero.
“La energía eólica, en tanto, es renovable y se le considera un sector maduro y eficiente entre todas las energías renovables”, apuntó la especialista, sin embargo se requieren 7 mil hectáreas para producir 400 megawatts de energía eléctrica, las turbinas y los aerogeneradores todavía son muy costosos.
La energía solar presenta muchas ventajas, además que sus paneles pueden ser usados en parques y para el autoconsumo en casas e incluso para abastecer la red eléctrica, además que esta tecnología es cada vez más eficiente y ahora el reto es la tenencia de la tierra y la obtención de los permisos para instalar los equipos.
Mientras que Carlos Rábago Estela, director técnico de la empresa Sistemas Integrales de Gestión Ambiental, señalo que “en nuestro país tenemos centrales convencionales y de ciclo combinado que utilizan combustóleo, carbón o gas natural o LP para funcionar”.
La central termoeléctrica de Tula, en el estado de Hidalgo, una de las más grandes del país, que genera mil 600 megawatts –3.5 por ciento de la energía eléctrica nacional– se reconvirtió para usar gas natural desde hace más de 10 años, con lo que puede operar de manera dual con gas natural y combustóleo.
El uso de combustóleo para generar energía a en el país pasó de 95 por ciento en 2014 a 69 por ciento en 2019, mientras que el uso de gas natural aumentó de 4.4 a 30.44 por ciento en el mismo periodo.
Este combustible en México contiene 4.4 por ciento de azufre, pero en la central de Tula lo emplean sólo 2 por ciento de ese químico, con lo que se está incumpliendo con la norma, por lo que anualmente arroja 14 mil toneladas de emisiones a la atmósfera, siendo la planta más contaminante del país, contrastando con las 2,000 toneladas emitidas por la termoeléctrica del Valle de México gracias al uso de gas natural.
“De efectuarse el cambio al uso de gas natural tendríamos una reducción de contaminantes como el bióxido de carbono (C02) de hasta 78 por ciento, mientras el bióxido de azufre (SO2) caería a cero”.
Las concentraciones de SO2 en la modelación del mes de mayo de 2019, que fueron días de contingencia atmosférica, arrojaron que la población circundante a la central estuvo afectada por concentraciones de 300 microgramos por metro cúbico, afectaciones que alcanzaron hasta la Alcaldía Coyoacán, en la CDMX.